domingo, 2 de agosto de 2009

POEMA PARA LA SANACION











HOY APRENDI QUE PARA QUE LA SANACIÓN
COMPARTIR NUESTRA PALABRA ES UN CAMINO A TRANSITAR.

HOY APRENDÍ QUE PARA LA SANACIÓN
NADAR EN LA SONRISA DE TADEO
ES CREAR EL INSTRUMENTO DE PESCA,
PARA NUTRIR NUESTRA ESPIRITUALIDAD.

HOY APRENDÍ QUE PARA LA SANACIÓN
VERME EN LA MIRADA CLARA Y TRANSPARENTE DE LIA
ES SUMERGIRME EN EL K'ALAB'IL=PROFUNDIDAD
DE LA NOBLEZA Y LEALTAD DE HUMANIDAD.

HOY APRENDÍ
QUE REFLEJARME EN EL ESPEJO QTXU' - QMAN
FEMENIDAD-MASCULINIDAD
ES ESCUCHAR A ERENDIRA, ANAITE Y ANAITE.

HOY EL MITO DE MAQA'
ME DIO LA CLASE MÁS IMPORTANTE
DE SEGUIR SIENDO LA POSIBILIDAD DE CREAR, CREER Y CRIAR.

ESCRITO POR:JAQOLB'E LUCRECIA XIMENA GARCÍA D.
2 DE AGOSTO DE 2009.
KAB'E AQ'B'EL=DOS AMANECER.

viernes, 5 de junio de 2009

UN CUENTO PARA VALERIA


Para que la historia de la vida continúe las mujeres y hombres mayas, tejen su sabiduría con hilos, colores, tiempos y espacios. Hace mucho tiempo vienen tejiendo el Pop de la vida con sus palabras, pensamientos y actitudes. Hoy las mujeres Mayas que viven en esta tierra que se llama Mesoamérica donde está Guatemala, Chiapas en México, Copan en Honduras, siguen tejiendo historias muy bonitas que son parte de lo que se llama Cosmovisión Maya.

Todavía existe en este tiempo y espacio, una nieta de las abuelas y abuelos que se llama: Jaqolb’e.
Cuando Jaqolb’e, nació recibió como regalo una abuela-madre que se llama tierra que es su cimiento, otro regalo que se llama sol, este es uno de los regalos que ha cumplido muchos, muchos años. También le regalaron una abuela que se llama luna y sus hermanas que se llaman estrellas. También le dieron otros regalos que se llaman árboles y agua.

A Jaqolb’e le regalaron un abuelo MUY JUGUETON que se llama kyq’iq’-viento. También le regalaron la semilla, la noche, la voz y su palabra para compartirla con otras personas grandes y chiquitas como: Valeria.

Cuando Jaqolb’e era chiquita jugaba con las florecitas blancas y amarillas que crecían en su campo. Jugaba con los charcos, con las ranitas y los sapitos que brincaban de un lado a otro en época de lluvia, también era amiga de las luciérnagas, de muchas flores que brillaban en la oscuridad y del canto de los tukuru-búhos en las noches. Jaqolb’e se dormía con el susurro del arroyito que pasaba atrás de su casita. Ella tenía muchas abuelitas y abuelitos que le enseñaban a tejer y bordar la historia de la vida, y así le daban vida a las historias.

Una historia de colores para Valeria

Vale, La historia de la vida nace alrededor del cuello. Cuando el sol se levanta, nos da calor y mucha energía y eso significa el color rojo. Cuando el sol se acuesta nos da sueño y se oscurece eso significa el color negro, también es el lugar donde descansan los abuelos y las abuelas. El color blanco es donde nace el viento, donde nace el aire que nos da vida. Así el color amarillo significa la semilla de la vida. El azul y el verde significan toda La tierra, el agua y el cielo.

Con mucho cariño y respeto te he bordado esta pequeña historia-klob’j-huipil.

Te quiero mucho tu amiga Lucky.
15 de marzo 2006.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

viernes, 8 de mayo de 2009

Ser Abuela tejedora del tiempo-espacio.


"Ser abuela tejedora del tiempo-espacio es eso que se va sintiendo haciendo ciencia-conciencia profunda. Ser abuela-abuelo es eso, es ser capaces de tejer sonrisas, miradas, palabras, gestos, momentos de presencia-ausencia, ya que en esos momentos-espacios están las casitas de nuestra-nuestro Qajawil=dueñidad. A veces están en el vuelo del viento, a veces están en; T-xew Kan= aliento de Lob'aj=arcoíris, también está en la dimensión podredumbre de la naturaleza misma que también somos nosotras-nosotros".

lunes, 4 de mayo de 2009

La presencia del abuelo junto a sus nietos


La presencia del abuelo junto a sus nietos

Son las 7:20 de la noche, hoy la lluvia empezó muy temprano. Yo la aprovecho para delinear mis palabras, mis observaciones, mis aprendizajes.
La vela parpadea por el leve viento que se mete por la puerta que siempre está abierta, también por los espacios abiertos que hay entre los palos que componen la pared de toda la casa, que por este momento es también mi casa.

Uno que otro zancudo me pica la frente, el hombro, la espalda. Afuera oigo los chorritos de agua que caen en la gotera. Son pequeños pocitos de agua los que se han formado por muchas veces que ha llovido y por las dos horas que lleva lloviendo.
Al medio día, el abuelo estaba muy contento porque la máquina desgranadora de maíz había pasado por su casa, después de esperar el turno. Habían llenado dieciséis costales de maíz blanco. El abuelo estaba recogiendo los granitos que habían quedado en el suelo entre los olotes.
Él con sus manos oscuras de tanto sol que les ha dado, removía los olotes, con sus manos resecas por el cansancio sobre un colador viejo, remendado y desgastado por el tiempo y como el tiempo.
Él esperaba a los compradores por la tarde; mientras dice:
“ el olote servirá para leña”
Mientras yo lo observaba, en mi mente saltaban los recuerdos, imaginaba a mi madre haciendo lo mismo con el maíz y el olote, nada más que ella no vendía el maíz, y los olotes eran para cocinarlos y luego molerlos para complementar la comida. Es que mi madre era de che’w Tx’ootx’-tierra fría y este abuelo es de meq’moj tx’ootx’-tierra caliente.

El abuelo logró vender su maíz, a Q75.00 quetzales el quintal. Los compradores vinieron por la tarde y el abuelo sentado junto a la mesa, le enseña a su hijo cómo sacar las cuentas, primero para ver cuánto dinero es y para tener idea de cuánto invirtió en la cosecha, pero sobre todo para ver en cuánto lo iba a repartir y pagar todo lo que debía.
Le dio a su esposa, a sus dos hijas, a su hijo, pero lo que me interesó mucho y llamó mi atención, fue la relación con sus dos pequeños nietos, Lacho y Milton a quien el abuelo le puso de nombre King, porque el cabello se le ponía como el del boxeador con ese nombre.

¿Cuánto te debo Lacho? preguntó el abuelo ¿Cuántos costales hiciste vos? Lacho contesta que hizo dos costales cuando fueron a la milpa, bueno le dijo el abuelo, entonces te voy a pagar uno cincuenta por costal, así que tené tus tres quetzales. Ahora Milton, yo también hice dos costales contesta Milton, bueno entonces tené tus tres quetzales le dijo el abuelo.
Pero hoy, ya tomen su agua porque ya es de noche, mañana cuando ya sea de día y haga calor, pueden ir a comprar.
Los nietos con sus grandes sonrisas se fueron a su cuarto a dormir.
Yo tengo nueve nietos me dijo el abuelo, los grandes ya no me piden dinero, sólo los más chiquitos me dijo.
Pero esto es bueno para que ellos sepan el valor de su trabajo y como ellos no tienen papá, pues yo los quiero mucho y ellos me dicen papá.
En ese momento recordé cuando mi padre me daba un centavo, nadie podía imaginar la inmensa alegría que sentía y de inmediato corría a la tienda de don Emilio por un confite o un chicle...

Jaqolb’e Lucrecia X. García D.
1 de septiembre de 2004.
Hora 8:00 PM.
Monte Gloria, Suchitepéquez Guatemala.

Espíritu de Poeta.


HOY, ESCRIBÍ PARA TI POEMITAS CORTOS QUE SURGEN AL SENTIR CON LOS OJOS LA TERNURA DEL COLOR Y VER CON EL CORAZÓN LA BELLEZA QUE SÓLO AL CAMINAR LOGRAN QUE MI MENTE VUELE. ME BASTA LA ESPALDA DE MAMÁ PARA ESCRIBIRTE. ME BASTA TU MANOJO DE PULSERITAS PARA ATARME AL TEJIDO DE TU IDENTIDAD DE AGUA.
ME BASTA LA MILPA DE TU HISTORIA Y TU COSTAL DE MAÍZ PARA ALIMENTAR MI ESPÍRITU DE POETA.
KYAQYOQ - RELÁMPAGO ROJO
NIÑA NAHUALA IDENTIDAD DE FUEGO,
RETOÑO, ARBOL DE FUEGO,
PEQUEÑA RETOÑO TEMPESTAD
QUE CRECE EN LA ESPALDA DE MAMÁ.

TAW A’- DUEÑA DEL AGUA
NIÑA, TAW A’, PEQUEÑA CUIDADORA DE VENADOS
FLORES, PAJARITOS, MILPA, RAYOS, TEMPESTADES, Y AGUA.
SONRISA Y ENERGÍA ACESTRAL DEL ESPÍRITU DEL AGUA.
PEQUEÑA ABUELA MAYA COLOR TURQUEZA.

B’OKOL K’UUL -LIMPIADORA DE LA MILPA
NIÑA TODOSANTOS, SONRISA ANCESTRAL BAJO LAS HOJAS.
ERES BRILLO DE SOL DE MONTAÑA Y LUNA DE MIS OJOS,
PEQUEÑAS HOJAS AZULES RODEAN TU CUELLO.
HOJAS ROTAS RODEAN TUS BRAZOS,
TERNURA Y BELLEZA COMPLEMENTARIA DE LA MADRE NATURALEZA.

K’AYIL IXI’N- VENDEDORA DE MAÍZ
NIÑA ZUNIL, NIÑA MAYA GUATEMALTECA
PARA ADORMECERTE, NO CUENTAS OVEJITAS,
CUENTAS GRANITOS DE MAÍZ.
SIEMBRAS GRANITOS DE MAÍZ EN TUS CODITOS,
Y MIENTRAS TU CABEZA REPOSA SUAVEMENTE,
TU SUEÑO COME GRANITOS DE MAÍZ AMARILLO.

5 de septiembre de 2008.

Y los cuentos se acabaron.


El mundo se quedó sin cuentos, sólo unos cuantos cuentos quedaron. “el tacaño”, “el viejito que embarazo a una niña de 12 años”, “el niño que cayó en el estero” así sólo “el cuento vacío” había reinado.

Sólo eso ¡había quedado!

Entonces las niñas recordaron el cuento vacío y fueron a buscarlo y en su propio interior lo encontraron.

¡Y cuando lo encontraron!
Mmm, pues él, no quería salir porque le daba vergüenza, porque no tenía nada, ni madre, ni padre, ni amigas, ni amigos, ni pasteles, ni piñatas, ni quien le preguntara, nada tenía. Ni brujas, ni princesas, ni zapatillas de cristal, ni el mago de oz, ni la bella durmiente, ni el príncipe azul, ni ricitos de oro, ni el gato con botas, ni la caperucita roja.

Era un cuento vergonzoso. Era un cuento pesado, viejo, humillado, discriminado, burlado, triste, muy ajetreado a temprana edad.

Él no quería salir, porque su mamá no tenía tiempo de acompañarlo y porque su papá está en los Estados Unidos trabajando.
Él no quería salir, porque su papá se emborrachaba y le pegaba a su mamá.

Él no quería salir, porque su papá tenía otra mujer y lo había abandonado. El no quería salir, porque su mamá sufría mucha violencia.

Él no quería salir, porque su abuelita se había muerto de cáncer. Por eso él no quería salir, porque estaba muy triste.

Él no quería salir, porque a su papá se le había olvidado todo, porque cuando era niño, él sólo trabajaba y trabajaba, y ya no podía recordar.

Él no quería salir, porque su padrastro mucho le pegaba a su mama y porque sus hermanos no lo comprendían.

Él no quería salir, porque tenía que ir a trabajar a la bananera. Él tampoco quería salir, porque había mucho chisme contra él cuando salía a caminar en la comunidad.Él no quería salir porque había mucha delincuencia en todas partes y eso le daba miedo.
Él no quería salir, porque su mamá no tenía tiempo para sentarse a platicar un ratito y porque su papá era muy estricto.

Él no quería salir, porque su mamá regresaba muy cansada del trabajo de campo y ya no podían platicar.

Él no quería salir, porque su hermanita lloraba mucho y no dejaba a su mamá contar historias. Y porque sus abuelitos vivían en otros lugares muy lejanos y los extrañaba.

Él no quería salir, porque muchas veces le pegaban en la cara y le hacía doler su corazón.

Pero ¿saben qué?
El cuento poco a poco fue recobrando todos sus sentidos su movimientos y poco a poco fue recordando lo mejor que le había sucedido.

Dijo entonces: hay algo bonito que me ha pasado, recuerdo cuando me dieron un regalo una vez, en mi cumpleaños.

Ahora recuerdo cuando celebraron mi cumpleaños y me hicieron un pastel, y me hicieron una fiesta.

Recuerdo cuando fui a otra comunidad a jugar con otros grupos y cuando mi papá me dijo, que me daba permiso para estudiar hasta donde yo quisiera.

Recuerdo cuando mi mamá y mi papá me dieron permiso para ir a los talleres de madre tierra, donde encontré a otras personas que me pueden ayudar.

¡Me gusta mucho cuando mi mama me abraza!

También cuando vi a mi papá otra vez, y mi abuelita me llevó a conocer el aeropuerto allá en Guatemala y cuando mi hermano nos manda dinero de los Estados Unidos para ayudar a mí mama y comprar la comida.

Recuerdo cuando me nombraron ¡Madrina de Madre Tierra! y cuando encontré a las compañeritas de Madre Tierra. También cuando fuimos a nuevo México al aniversario de Madre Tierra, y cuando salgo a ver los ganados en el potrero, cuando salgo a pasear y a pastorear mis borregos. También cuando mis amigas me entretienen, o cuando llegan a platicar conmigo a mi casa.

Cuando mis padres me mandan a estudiar y en la escuela nos ponen a hacer dibujos y cuando la clase es alegre.

Este cuento fue elaborado en T’tx’ootx’al ixi’n, junlajuj xjau te 2003, es una recopilación del sentir, pensar y decir de las jovencitas de siete comunidades de la costa sur de Guatemala.

Tierra del maíz, noviembre 11 de 2003.
Hecho por:
Jaqolb’e Lucrecia X. García D.


Memoria de pétalos de flores.




Mi campo y sus flores
En mi campo mi madre me enseñó a comer flores.

Ub’ech tuj tqan jb’al, flores dentro del pie de la lluvia.
Flor de wanten’, flor de izote pétalos blancos como liky’n.
Ella me decía que quitara cuidadosamente los pistilos
Para que no se amargara la comida.

Jb’al ix ub’ech, lluvia y flores.
Flor de mucun, flor de ayote
Pétalos amarillos, como el sol que nace sobre los cerros y volcanes.
Abre bien el corazón de la flor, me decía;
Porque te us, ixtzan mox, duermen allí.
Si los dejamos allí, le cambia el sabor al caldito.

Qale ix ub’ech, atardeceres y flores.
Sput, flor de maíz.
Mi madre, me dejaba comer los granitos de maíz en flor,
Mientras ella los doraba para el pinol.

Nya’ ixtzan ub’ech, mi abuela y las flores
Cuando alguna vez
Necesitaba des-asustarme,
Mi abuelita me daba un tesito
De ruda y flor de ceniza.

Twitz’ piky ixtzan ub’ech, laderas y flores.
Como cabritas
Caminado en la ladera
Recogía junto a mi madre
Flores rojas de uxuch, fríjol para la cena.

Wuq ub’ech, Siete flores.
De siete flores proceden los Saq Choj.
Poema escrito el 10 de mayo de 2006.
Jwe’ Aq’b’el
Jaqolb’e Lucrecia X. García D.

17 de julio de 2008.